sábado, 26 de septiembre de 2009

En respuesta a un amigo español que se encuentra Postviviendo

En respuesta solo "aparente"* a las palabras de un único español amigo.
Debo de decir que el problema de la moral es un problema de las palabras...
palabras que se encuentran cargadas de esta performatividad enunciativa.
Ya no en el hecho de copiar, a manera de comentario, lo que alguien más ha anunciado
a modo de descubrimiento, des-velamiento, o des-oscurecimiento.
Aparece el temor de la copia, no a la manera de una acción (un tecleo sobre una hoja mágica que aparece y se borra con suma facilidad), sino como un acto
inocentemente angustioso de actuar, al repetir, esa moralidad de la que nos queremos desmarcar.
Buenos tiempos aquellos en que las palabras y las cosas estaban unidas y bailaban
en torno a una fogata, en su similitud y simpatía más pura...
aquellos días han quedado atrás y nos hemos tenido que conformar con tomar distancia
de las cosas, y al hacerlo apropiarnos de ellas... este gesto es lo inquietantemente moral de todo.
Hemos dejado de convivir para asirnos de las cosas, apropiándonos de ellas, exigiendo una autoría sobre ellas... estableciendo principios de pertenencia y propiedad privada e "intelectual". Porque ahora el reino de los decires, el intelecto, se ha materializado y ha cobrado valor de moneda de cambio... y en esto nos apresuramos a patentar las ideas (o las empresas)!
Por lo tanto, el problema moral de usar las palabras de "otro", o diré más bien, el orden de las palabras de otro... el nivel de la intención entre el significante (signo) y el significado, es justamente el de hacerse cargo moralmente de su herencia. La pregunta que surge es ¿cómo elaborar una narrativa propia, un orden propio del lenguaje, que me permita constituirme desde una singularidad moral? La respuesta la podremos encontrar en aquellos marginados y recluídos.. .aquellos que llevan la marca de la Psicosis, porque han performado su moralidad... sus palabras han decidido alejarse de las cosas para dar cuenta de su dispersión esencial... y nosotros, los "normales", hemos decidido "ayudarlos", "internarlos" y "recluirlos"... no vaya a ser cosa que una de esas palabras sin "sentido" se vaya a escapar por la puerta e infecte, como una mala gripe, aquellos poseedores del ZEN-TIDO "común", y así este se diluya transformándose en una memoria frágil y olvidadiza de su lugar de proveniencia...
Es esta la cuestión mi querido y "único" amigo español. En sencillo: el cómo nos quedamos con la palabra y no con la representación de aquello... cómo nombrar sin ser tildado de materialista, ideológico, comunista, marxista, fascista, postestructuralista o hiperrealista. Tanto que nos gusta ponernos nombres, cómo si no nos bastara con el que nos pusieron nuestros padres...
Amén
* Digo "aparente" porque en realidad se supone que no he leído la referencia a mi persona, que en realidad podría ser cualquier persona, dado que la tékne nos permite ocupar el lugar del anonimato... asi es que haré como que respondo a una cuestión que no me concierne, que no me remite y, por ende, me tomaré la libertad de irme por las ramas!!!

3 comentarios:

  1. Cita:
    Miguelón, M. En http://postviviendo.blogspot.com/2009/09/investigando-desde-la-postmodernidad.html

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  2. El comercialización del conocimiento o consumo dle conocimiento es uno de los temas que me propuso Mónica. Y me parece superinteresante la verdad. Pero lo dejaré para cuando ambos seamos eminencias acad´ñemicas y podámos criticar a las revistas y el sistema y aún así seguir publicando. Porque ese día llegará ya que como se deja entrever en tus escritos el mundo se va a la mierda.


    Un abrazo

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  3. Ven, ese es el problema de no utilizar citas, no tenemos claro de quién provienen las ideas o a quién van dirigidos los mensajes y las críticas.

    Sigan adelante con los bogs que tienen mucho talento, un abrazo.

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